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El Parque Natural del Estrecho ofrece un programa de visitas para conocer su "extraordinario" patrimonio

SEVILLA 13 Ago. (EUROPA PRESS) -

El Parque Natural del Estrecho, con una superficie aproximada de 19.000 hectáreas y de ámbito marítimo-terrestre, cuenta con un programa de uso público para poder visitar este "variado y extraordinario" patrimonio natural y cultural. El objetivo es garantizar la visita de los usuarios al espacio natural aportando información práctica y útil, facilitando la participación ciudadana y la sostenibilidad económica del territorio. Para ello, el Parque cuenta con una dotación de equipamientos de uso público, como son el Punto de Información (La Peña, Tarifa) y Centro de Visitantes (Huerta Grande, Algeciras), red de senderos señalizados, área recreativa de La Peña, red de miradores y observatorios.

El lugar geográfico que actualmente ocupa el Parque Natural del Estrecho estaba ocupado antaño por varios asentamientos romanos, explica la Junta en una nota de prensa. Destacaban de levante a poniente Calpe y Carteya en la Bahía de Algeciras seguido de Melaria y Belon y, por último, Besippo. Las poblaciones de Gibraltar, Carteia, Tarifa, Bolonia y Barbate en época romana eran asentamientos pesqueros y puertos comerciales, sobre todo de gran importancia por las factorías de salazones con un producto estrella: el atún y su afamada salsa garum.

Estos parajes fueron los últimos que los romanos pisaron al abandonar Hispania y, probablemente, los primeros en los que desembarcaron. Uno de los primeros en contarlo fue Pomponio Mela, geógrafo del siglo I, nacido en Tingentera --la actual Algeciras-- a escasos kilómetros de donde se extiende el Parque Natural del Estrecho. En su obra 'De Chorographia', Mela describe esta franja del sur peninsular con una mezcla de precisión y asombro que nos dice mucho de cómo la veían los antiguos.

Al igual que ahora, en aquellos tiempos y mucho antes, el Estrecho acogía una de las migraciones más importantes y espectaculares del mundo: el paso del atún rojo (Thunus thynnus). Dado que el atún no puede regular su temperatura corporal tiene que emprender una migración de más de 4.000 kilómetros de distancia desde el Océano Atlántico, donde pasa el invierno alimentándose, hasta el mes de marzo que busca las templadas aguas Mediterráneas para reproducirse. De esta manera, pasan dos veces por el Estrecho de Gibraltar.

En marzo llegan bien nutridos y sin ganas de alimentarse, pues su objetivo es llegar a aguas templadas para reproducirse. Esta inmensa biomasa migratoria compuesta por miles de individuos no pasa inadvertida para los grandes predadores marinos ni para el hombre. En el primer caso, las orcas (Orcinus orca) llevan miles de años cazando en el Estrecho al atún. La orca intenta llevarlos hacia la costa donde son más fáciles de capturar. Este comportamiento milenario es bien conocido por el hombre, y de ahí el uso de un complejo sistema de redes donde el atún puede entrar, pero no salir.

Este complejo entramado de redes se denomina almadraba y, ha sido utilizado en ambas partes del Estrecho por fenicios, romanos, árabes y cristianos hasta nuestros días (Conil, Barbate, Zahara de los Atunes y Tarifa). Ejemplo de la enorme importancia de la pesca del atún en el Estrecho es el caso de Guzmán el Bueno (Alonso Pérez de Guzmán), el cual pidió el control de la pesca de atunes en Tarifa como pago por la defensa de la ciudad. Tan antigua es la relación entre la migración de los atunes, las orcas y el hombre que hace más de 30.000 años los antiguos pobladores del Estrecho eran conocedores de estas migraciones.

Estos antiguos pobladores seguían estos acontecimientos para poder capturar a estos atunes varados. Prueba de ello ha quedado materializado en la cueva de las orcas, en Zahara de los Atunes, donde una pintura rupestre representa el signo de aries, el carnero del mar, como la mancha blanca o silla de montar que tienen las orcas en su parte dorsal. Topónimos en el Parque Natural del Estrecho como Punta Carnero en Algeciras podrían tener su origen en el promontorio desde donde se avistaban las orcas en busca de los atunes. Esta increíble migración tiene el viaje de vuelta desde el Mediterráneo tras el desove al Atlántico, encontrándose los atunes hambrientos y es entonces cuando pican el anzuelo del hombre.

El Parque Natural del Estrecho es un lugar de encuentro de civilizaciones, de migraciones de aves, peces y cetáceos. Se ha convertido en un lugar cuya geolocalización tan singular lo configuran como un enclave de gran relevancia estratégica y científica dado que alberga unos valores naturales y culturales propios que hacen que este Espacio Natural tenga un valor diferenciador.

Tanto es así, que este territorio conocido como Parque Natural del Estrecho alberga tres espacios naturales protegidos: el propio Parque Natural del Estrecho, el Paraje Natural Playa de los Lances, y el Monumento Natural Duna de Bolonia. La riqueza de especies de aves que conforman el fenómeno anual de las migraciones fundamenta la declaración de Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) en el año 2003.

De igual modo, en el año 2012, el Parque Natural del Estrecho fue declarado Zona de Especial Conservación (ZEC) perteneciente a la Red Ecológica Europea Natura 2000. A nivel internacional integra, junto a otros espacios naturales de la provincia de Cádiz, Málaga y norte de Marruecos, la Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo Andalucía (España)-Marruecos, declarada por la Unesco el 25 de octubre de 2006.

En el Parque Natural del Estrecho se encuentran formaciones kársticas submarinas, afloramientos de las unidades flysch en el litoral, dunas cuaternarias o marmitas de gigante. En cuanto a especies vegetales, se encuentran presentes en ocho amenazadas: Asplenium marinum, Allium pruinatum, Avena murphyi, Drosophyllum lusitanicum, Hypochaeris salzmanniana, Juniperus oxycedrus subsp. macrocarpa, Odontites foliosus y Teucrium bracteatum.

Con respecto a la fauna, destaca la presencia de aves con más de 34 especies diferentes, con unos movimientos migratorios que superan los dos millones de ejemplares anuales. Tanto en el ámbito marino como terrestre el Parque alberga especies con algún grado de amenaza y, por lo tanto, incluidas en el Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas, encontrándose ocho especies catalogadas en peligro de extinción: salinete, águila imperial ibérica, cigüeña negra, milano real, alimoche común, avutarda común, lapa ferruginosa y pardela balear. Y como vulnerables: buitre negro, coral anaranjado, rorcual común, tortuga boba, caracola, aguilucho cenizo, delfín común, vermétido, chorlito carambolo, calderón común), águila perdicera), gaviota de Audouin, águila pescadora, sisón común y delfín mular).

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